16 diciembre 2013

El patriarcado de Correa *

* Por Carlos de la Torre
   Diario "Hoy". Sábado 14 de Diciembre de 2013

El señor presidente de la Republica es el Padre de la Patria. Es el sabio patriarca que tiene un Ph.D. y conocimientos sobre casi todas las áreas del saber humano que se necesitan para llevar el país al desarrollo y la modernidad. Es el hombre de las mil respuestas, no tiene dudas, solo certezas que dice que se basan en el conocimiento técnico y científico. Cualquier crítica es descalificada como “mediocre” o hecha por un resentido pues él y los sabios que lo asesoran poseen la única verdad. Correa es, además, el hombre puro y desinteresado que se sacrifica por nosotros. Es el cordero de Dios que todos los días entrega su vida por nuestra redención.

Correa dice que no le gusta el poder, pese a que gracias al poder de enunciación que tiene como presidente, ha dado cátedra en universidades prestigiosas y publicado su primer libro. Ya que solo busca el interés de la patria está embarcado en un proyecto de redención moral. Busca cambiar las costumbres y los hábitos de sus compatriotas. Le ilumina un catolicismo que mezcla la doctrina social de la iglesia, con el moralismo oscurantista antiaborto y homofóbico, con la visión elitista de creerse redentor.


Correa es un hombre con los pantalones bien puestos. Como Jesús en el Templo, no duda en caer a correazos verbales y legales a todo quien se le oponga. Su lengua no tiene piedad con los enemigos, los rufianes y los malos. Su verbo es la ley pues sus dictados son obedecidos por los jueces que encarcelan opositores, cobran multas millonarias cuando se atenta a su honor o cierran ONGs. Como buen patriarca, también pierde los estribos y reta a sus rivales a darse de trompadas. Además, es el macho seductor que cada sábado sonríe a las damas, canta para el pueblo, hace chistes y es todo un amor.

La disyuntiva es clara: o se acepta su amor y se le aclama como sabio redentor o, por mal agradecido, se arriesga a caer en su mal lado y despertar su ira divina. Si Correa castiga es por amor y lo hace por el bien de quien no aprendió a ser disciplinada en el movimiento, a quien no reconoce que la derecha está conspirando y que hay que cerrar filas aún a cuesta de sacrificar los ideales feministas, ecologistas o democráticos por los que siempre se luchó.


Correa es el padre y los ecuatorianos: somos sus hijos, somos menores que necesitamos su sabia protección. Casi todos los sábados regaña a ministros y funcionarios, que bajan la cabeza como niños que no hicieron bien los deberes. El poder se escenifica como el reinado del patriarca chapado a la antigua. Los ciudadanos son transformados en menores que necesitan de su tutela, aceptan sus prebendas, salarios, o becas. Pero que guardan silencio pues es muy peligroso despertar su indignación.


Los padres no tienen trabajos temporales, no ejercen su potestad por un tiempo limitado. El padre tiene deberes y obligaciones morales para toda su vida. Por eso los padres de la Patria tienen dificultades para apartarse del poder. ¿Podrá Correa delegar el poder cuando termine su tercera Presidencia? ¿Confiará en algún sucesor o seguirá sacrificándose ocupando el poder por al menos otros cuatro años más?

Quito
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