19 junio 2014

De aficiones y otras pasiones

Ella dice que soy su "cuñado-ecuatoriano-piloto-favorito"... Es linda gente y hermana del famoso chef peruano que es autor de la anterior entrada de esta columna. Siguiendo las tradicionales normas de reciprocidad, debería referirme a ella como lo que es, como: "mi cuñada-peruana-empresaria-favorita"... Esto, a pesar de que sea la única peruana, y creo que también la única empresaria, entre mis "hermanas políticas" (¡qué horrible eufemismo!). Ella es, definitivamente, una de mis favoritas.

Me comenta que este Itinerario Náutico, más parece ya un “Itinerario Futbolístico”. Y claro, que tiene razón! Absorto cómo anda el mundo con la fiebre del mundial, casi no me había dado cuenta que habría derivado hacia idéntico descuido. Basta leer los títulos de las más recientes entradas para corroborar tan acertada apreciación. Aun así, y aunque todo va en estos días detrás de una pelota, el mundo sigue gira que gira. Y en ese mundo siguen pasando miles, millones, de cosas más trascendentales que un gol de contragolpe, por espectacular que este sea, o que la eliminación de un equipo importante, por muy increíble o insólito que nos parezca.

La vida, sin embargo, no está sólo hecha de lo importante y enjundioso. A veces lo efímero y baladí también son parte de lo que cuenta. Y no solo que lo que es intrascendente para unos es importante para otros, sino que nadie podría vivir sin dar atención a todas esas zarandajas que parecen no ser indispensables. De ellas está lleno el calendario, tanto que de todo aquello, provisorio y superficial, también está llena la agenda de los grandes hombres y de las más serias instituciones.

Finalmente, me es imposible no "futbolizarme" en estos días que transcurre el mundial; esto, por la más explicativa de las razones: me encuentro en estos días en el corazón del mismísimo Brasil. Soy parte de un grupo que ha decidido parar su reloj y no hace otra cosa que estar atento a los partidos que se disputan y que está, ante todo, pendiente de los próximos encuentros de nuestra selección. Ustedes, mis lectores, pensarán en lo oneroso que ha de resultar la satisfacción de esta irrepetible experiencia... Pero, en esta oportunidad, confluyen dos asuntos: estoy invitado por uno de mis queridos hermanos y no tengo nada más que hacer, pues me encuentro "en goce" de una obligatoria licencia médica...

Como ocurre con frecuencia en la vida, aun lo frívolo nos lleva a reflexionar en lo esencial y en lo que es verdaderamente importante, aun lo adjetivo nos conduce a lo sustantivo, incluso lo que nos parece secundario nos induce y provoca a meditar en lo que no es circunstancial. Brasil es un país privilegiado, por ejemplo; su gente es alegre, bondadosa, servicial y amigable; sus encantos  naturales son variados y fascinantes; dispone de una rica infraestructura vial, probablemente la más sorprendente de Sudamérica, pero también se destaca por sus costos excesivos...

Los precios aquí son absurdos e imponderables. Uno no puede entender cómo hace la gente para tener acceso a lo que tiene que comprar. Uno intuye que si todo cuesta el doble que en los mismos países desarrollados, también los ingresos han de ir en proporcional relación. Sorprende, por lo mismo, que los demás países vecinos no nos hayamos llenado ya de inmigrantes brasileños. Me pregunto si este éxodo no se ha producido debido a la poca capacidad de ahorro o a la profunda querencia por su lugar natal que parece exhibir el habitante de esta tierra alegre, colorida y tropical.

De vuelta a los partidos... en ellos sucede algo curioso. Hay ahí una extraña mezcla de patriotismo y afición deportiva. Basta escuchar los abreviados himnos nacionales y poner atención a sus letras y a la correspondiente traducción. Hay ahí un claro contenido bélico, uno que en nuestros días contemporáneos, de intercambios e integración, suena a anacrónico y a una irreconciliable contradicción. Todos hablan de armarse para el combate, de sangre, de ira, de venganza, de lucha y de fragor. La gente canta con pasión esos himnos y promete hacer retumbar los cañones hasta el centro mismo de la tierra... Es como si se asociara la cruel y horrísona guerra con lo que sus equipos persiguen cuando intentan marcar un nuevo gol...

Guarujá, Sao Paulo

Share/Bookmark

No hay comentarios.:

Publicar un comentario