12 junio 2014

Solo un juego...

Desde hoy se disputa el mundial de fútbol. Empieza un mes en el que nos veremos inundados por asfixiante información futbolística, la vida civil se ha de transformar por completo. Por todo un mes no habrá días de semana ni días festivos, todo se convertirá en una suerte de prolongado feriado... Parecerá como si la gente hubiese olvidado sus problemas y dará la impresión de que no existe otro tema para poder comentar... El mundo pasará a vivir embelesado por lo que ha acontecido, por lo que suceda y por lo que pueda ocurrir en esto tan lúdico y seductor... el mundial de fútbol!

Quisiera recordar la atención que pude haber dado a los mundiales mientras fui todavía un niño. No recuerdo haber seguido el mundial de Suecia, el del 1958, en parte porque era todavía muy tierno -habría estado recién en segundo grado de escuela- y pienso que ni la cobertura fue entonces tan amplia ni teníamos tampoco la facilidad para usar la radio y dedicarnos al seguimiento de un menester que se lo apreciaba en casa como trivial, superficial y frívolo. La radio solo se usaba en casa para escuchar programas religiosos o políticos, y tal vez una que otra noticia...

El mundial de 1962, cuya sede le correspondió a Chile, fue realmente el primero que seguí un poco más de cerca y que creo que lo disfruté con intensidad. Coincidió con mis vacaciones de verano y lo pude seguir en sus incidencias más importantes. Fue esa una etapa de mi vida en la que empecé a interesarme un poco más por lo que ocurría en el fútbol mundial; ya me había interesado en los campeonatos locales de AFNA, en esos partidos que todavía se jugaban en el estadio del Arbolito, y seguía desde lejos aquello que pasaba a los dos equipos que despertaron mi interés en los primeros años de mi adolescencia: el Juventus de Turín y el Real Madrid español.

Tampoco recuerdo el mundial celebrado en 1966 en Inglaterra, tal vez por similares motivos -enmarcados por las limitaciones que todavía sufrían las transmisiones-. Es probable que este no haya tenido una cobertura y difusión dignas de subrayarse. Y fue recién el mundial de México, el de 1970, ya con el desarrollo de la transmisión televisiva y el advenimiento del televisor a color, el que habría de desatar un dinámico proceso de difusión que no ha cesado hasta nuestro días. Hoy se producen transmisiones simultáneas y la nitidez de la imagen estimula un disfrute que se ha favorecido por la tecnología, especialmente por la sorprendente Alta Definición.

El interés local también ha crecido en forma exponencial. La razón para ello es el intempestivo desarrollo futbolístico que ha experimentado nuestro país en las dos últimas décadas. Esto se ha manifestado con la inesperada clasificación de la selección a nada menos que tres torneos mundialistas en tan solo doce años. Y, aunque la participación del seleccionado solo ha cumplido no muy ambiciosas expectativas, el equipo tricolor es ya considerado como uno de los más importantes y destacados que existen en Sudamérica.

Hoy ha empezado el mundial... Muy temprano, la pasión que genera ha de dejar en el olvido -por unas pocas semanas- las reclamaciones sociales de los brasileños y ese su rezagado ánimo contestatario. También es de esperar que la FIFA, el organismo rector del deporte, pronto ceda a un resucitado clamor general: la designación de nuevos rostros que provoquen una renovación en sus cuadros directivos. El deporte debe quedar al margen de los manoseos de la política y servir para que las naciones aprovechen de estos eventos a fin de que los hombres puedan comunicarse de mejor manera. No debemos olvidar que el certamen solo se trata de un evento deportivo.

Sólo queda por desear que el mundo viva una cláusula de alegría y de distensión, alejado de cualquier impensada tragedia y de cualquier trasnochado chauvinismo. Al final, el fútbol es solo un juego. Esta vez, se trata de un torneo donde solo un equipo habrá de coronarse campeón, entre los treinta y dos que ya se encuentran escogidos...

Quito

Share/Bookmark

No hay comentarios.:

Publicar un comentario