09 octubre 2011

Coloquios aeronáuticos (4)

Hay en sus ojos uno como dejo de nostalgia. Una sensación, cuando hablamos de la Ecuatoriana de Aviación, como si habláramos de algo que pudo haber sido y no fue. Decidimos seguir hablando de lo qué pasó con esa empresa de la que su gente, sobre todo sus pilotos, parecían tan enamorados…

IN: “Venga a volar con nosotros. Venga al mundo de Ecuatoriana”…
AV: Sí, estábamos convencidos que el mundo “era” Ecuatoriana; que si te salías de ese mundo te caías al abismo. Que todo fuera de esa mundo, era como el temido precipicio del medioevo. Pero hubo que salir de ese mundo para comprender que el verdadero mundo, se hallaba realmente en otra parte…

IN: Pero, si hubo ese sentimiento tan íntimo, por qué entonces dejaron acabar a Ecuatoriana?
AV: Es una historia muy larga, pero la fruta estaba madura y habría de caer por su propia cuenta. Por eso, cuando se produjo un cambio de gobierno, se me había pedido que me encargase de la administración de la empresa. No hay que olvidar que no soy un administrador sino un piloto. Sin embargo, había hecho un estudio de los problemas de la empresa y había trabajado en un plan de recuperación para la compañía. Pero hubo ciertas presiones ajenas y consideré que lo más adecuado era salir de una empresa que no quería reconocer sus falencias.

IN: Ahí se dijo que “cuando el barco se hunde, las ratas lo abandonan”?
AV: El futuro me dio la razón y no tuve que justificar una respuesta. Lo malo de todo es que la empresa que pasó a tomar las rutas, y en general la operación de Ecuatoriana, fue una cuyo proyecto no era profesional ni aeronáutico. Saeta era solo un aventura comercial donde, poco a poco, fuimos descubriendo que se utilizaban procedimientos irregulares y nada santos. En lo personal se me había postergado intencionalmente para ciertas funciones profesionales. Fue entonces necesario buscar otros aires. Decidí aplicar a Singapore Airlines, pero parece que mi hoja de vida se perdió en el correo o se extravió en alguna parte…

IN: Cómo así?
AV: Yo había aplicado unos seis meses atrás, pero no me llegaba una respuesta. Mientras tanto, uno a uno, fueron convocados otros compañeros. Finalmente decidí llamar personalmente y fui invitado enseguida para acudir a la entrevista. Yo había aplicado para el Jumbo, el 747, pero se habían ya completado los cupos. Fue cuando me propusieron el Airbus 310, pero yo estaba persuadido que solo estaban tratando de “probarme”. Les acepté, pero decliné luego mi aceptación original, porque el contrato era solo para tres años. Yo estaba interesado en una relación más estable. Eso es lo que justamente me ofreció más tarde Korean Air.

IN: Cómo fue esa experiencia?
AV: Creo que como profesional fue la más valiosa de mi vida. Es la empresa mejor organizada para la que haya trabajado. Además, hay algo en la manera de ser del coreano que manifiesta una búsqueda permanente por conseguir la excelencia. Los términos del contrato eran muy generosos y el trabajo era enormemente interesante y entretenido. Me adapté pronto a la cultura empresarial, a las costumbres locales y hasta a la comida. No conté, sin embargo, con que, como hacía lo que se llama “commuting”, el cambio de hora por dos veces al mes, iba a afectarme tanto a la salud y a mi calidad personal de vida. Estuve con KAL solo por un período de dos años.

IN: Cómo se produjo tu incorporación a la Singapore Airlines?
AV: Un día, haciendo el prevuelo en Seúl, se estacionó junto al avión de Korean que entonces volaba, un flamante A-340 de la SIA. Cansado como estaba de los cambios de hora, decidí aplicar nuevamente. Fui contratado inmediatamente; ni siquiera hizo falta asistir a una nueva entrevista. Fue el comienzo de una relación que, si incluyo mi “pasantía” con la Great Wall Airlines (una subsidiaria china de Singapore Airlines) ha durado un total de catorce años.

IN: Extrañas Singapur?
AV: Singapur es un país modelo para el mundo; es un ejemplo de que si se quiere acceder al primer mundo, hay que primero salir del tercero y salir campeón en el segundo, para poder cambiar de categoría. Sin embargo, lo que la gente que trata de imitar el fenómeno parece no alcanzar a ver, es que ese éxito solo se entiende cuando se reconoce que en su pueblo hay respeto a unos valores y a unos proyectos como nación, y sobre todo un gran espíritu de colectividad. En ese contexto, la aerolínea es como un símbolo del país; es su estandarte y su insignia.

IN: Cual es el secreto de las aerolíneas asiáticas? A qué se debe su preferencia?
AV: Hay conceptos primordiales, que en Asia parecen tener prioridad y preferencia. Aspectos como la puntualidad, el servicio a bordo, el sistema de reservaciones, la renovación permanente del equipo de vuelo, el análisis continuo de lo que quiere el cliente, hacen que ciertas aerolíneas tengan, año tras año, la preferencia de los pasajeros a nivel mundial. Es toda una filosofía empresarial de la que uno pasa a formar parte y solo así se llega a comprender las razones para tan sorprendente performance y sentido de eficiencia.

IN: En este sentido, que te dejan Korean Air y SIA como experiencia profesional?
AV: Primero que todo, su organización técnica. Empresas como éstas hacen auditorías permanentes de sus procesos de entrenamiento y de sus factores de seguridad aérea. Con SIA tuve el privilegio de ser escogido como instructor de los programas de CRM (Manejo de Recursos de Cabina de Mando). Esto me proporcionó una extraordinaria visión interna de los métodos y protocolos en que se basa algo que no es una fortuita coincidencia, sino el resultado lógico de una gran esfuerzo colectivo. Y en el aspecto empresarial, indudablemente su rentabilidad y eficiencia.

IN: Y lo demás? …los equipos, las rutas, etc.? Prefieres Boeing o Airbus?
AV: He tenido la suerte de haber volado, ya por veinte años, aviones de cabina ancha y de gran tecnología. Como piloto, prefiero la sencillez y versatilidad del Boeing; pero, como curioso de la arquitectura en la automatización, creo que Airbus sigue siendo mi preferencia. En cuanto a las rutas, ha sido una vivencia humana insuperable. Haber disfrutado de ciudades como Londres, Paris, Roma, Hong Kong, Tokio, Sydney o Atenas, ha sido una enriquecedora oportunidad, un regalo feliz que me hizo la vida y ha constituido una inolvidable experiencia.

Shanghai, 8 de Octubre de 2011
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