09 octubre 2011

Coloquios aeronáuticos (5)

Es como si hubiese caído de pronto la noche. Es el principio del otoño, pero parece como si se hubiese adelantado el invierno. Nuestro compañero de diálogo se ha levantado tarde; ha tenido que hacer un vuelo que lo ha tenido fuera por toda la noche. Se ha ido a descansar cuando ha llegado; y cuando ha despertado, en medio de la tarde, no le han quedado arrestos para continuar nuestro suspendido coloquio. Hay algo en su actitud que denuncia su fatiga, algo que se expresa en algo más que la actitud inconfundible que nos impone el cansancio.

IN: Cansado Alberto? Cómo sientes que te han afectado estos vuelos?
AV: Es algo a lo que uno nunca termina por acostumbrarse. Los hombres estamos hechos para tener nuestras actividades durante el día; y para dormir y descansar durante la noche. Un día un médico me dijo que tu cuerpo es como una casa que hay que cuidarla y darle mantenimiento. Cuando cuidas la dieta, haces ejercicio y descansas, es como si le dieras una mano de pintura y te preocuparas por renovar su embellecimiento; pero, cuando fumas, tomas y abusas de tu cuerpo; y le sometes a todas esas malas noches, es como si le fueras quitando poco a poco sus ladrillos, hasta que termina por perder su estabilidad, colapsa y se desploma!

IN: Cómo estuvo el vuelo en sí?
AV: Era un vuelo más, a pesar del simbolismo. La empresa había descuidado que se trataba de mi vuelo de retiro; realmente se había programado un vuelo de entrenamiento y se me había programado para ejercer funciones de copiloto… Nada de malo con eso. Excusarme hubiese querido decir que no sabía respetar la dignidad de las funciones de los primeros oficiales. Pero… se trataba de mi último vuelo; uno en que las empresas tradicionalmente preparan un arco de agua que forman en la pista los equipos contra incendio, antes de una pequeña ceremonia donde se corta por la mitad la corbata del uniforme, para significar un simbólico corte de las alas del piloto…

IN: Crees que hubo alguna intencionalidad?
AV: No, en absoluto! Se requiere cierta malicia para actuar en ese sentido. Creo que se trató de un simple descuido en la programación. En todo caso, solo se trataba de un par de aterrizajes más, no iba a lastimar ni mi ilusión, ni mi vanidad; se trataba solo de cumplir con algo que aunque es la tradición, no deja de tener solo un carácter romántico. Pero alguien cayó en cuenta del error y se hizo una enmienda, aunque un poco tarde.

IN: Consideras que la tradición es solo algo romántico?
AV: No necesariamente. El ser humano no es solo intelecto. En cuanto a lo que nos hace románticos, creo que en el fondo se trata de una forma de respeto a los sentimientos y valores ajenos. Nunca puede subestimarse el valor de los sentimientos ajenos. Eso es justamente una de las últimas frases que me dio mi padre: “Nunca dejes de apreciar el valor de tres cosas; el tiempo, el dinero y los sentimientos ajenos”… Por otra parte, si hay algo que justifica nuestra condición es esa característica de la naturaleza humana que nos hace un poco noveleros…

IN: Que significaba hacer un vuelo a Seúl, justamente en tu último vuelo?
AV: Nada especial en particular. Pero quizás encerraba un escondido simbolismo. No hay que olvidar que Seúl fue el primer aeropuerto en que operé en el Asia, hace ya dieciséis años. Así se había cerrado un ciclo: en Seúl hice mi primer despegue y en Pudong (Shanghai) realicé mi postrer aterrizaje. Aunque… no exactamente; porque realmente mi último aterrizaje fue hecho por el copiloto!

IN: Y esto, por qué? Un tradicionalista entregando su aterrizaje de retiro al primer oficial?
AV: En la semiótica se aprende que a veces los símbolos solo sirven para ocultar otros símbolos. Yo siempre he sido un convencido que hay que compartir los sectores, o los aterrizajes. Más allá de este asunto de justicia básica se esconde una filosofía a la que debo parte de mi formación aeronáutica: todo vuelo es una nueva oportunidad para participar de lo que aprendiste en el pasado. De esta forma, todo nuevo vuelo se termina convirtiendo en una clase práctica. A eso me he referido alguna vez cuando he mencionado que enseñar es un apostolado.

IN: Entonces… a extrañar al Jumbo, compañero?
AV: No creo que haya en toda la historia de la aviación, si se exceptúa al DC-3 probablemente, otro avión con un diseño y unas características operacionales como las que tiene el 747-400. Si se consideran los pesos a los que opera; el número de pasajeros que lleva; y la sencillez que tiene su confiable operación, creo que no lo subestimaría si lo comparo con mi juguete de juventud: el versátil y sorprendente Twin Otter. Sí, eso es lo que justamente es el 744: un enorme y confiable Twin Otter… claro, sin el ala alta y con cuatro enormes motores!

IN: Y ahora, que piensas hacer desde mañana?
AV: Sabe alguien lo que va a hacer el día de mañana? Pues, no lo sé. Creo que será un viaje a terrenos no carteados. Será la primera vez en la vida que me involucre en un misterioso periplo, en un viaje sin planes ni itinerarios. A fin de cuentas, solo eso es la vida: un viaje ingenuo e impredecible, en el que creemos que viajamos con un plan establecido al que cándidamente nos empeñamos en llamarlo “Itinerario Náutico”… Supongo que me tomaré un par de meses sabáticos; y después… ya habrá tiempo para imaginar o aun para crear algo…

Shanghai, 9 de octubre de 2011
Share/Bookmark

No hay comentarios.:

Publicar un comentario