07 agosto 2013

Anatomía del desparpajo

¡Que grima y coraje da cuando se subestima a las instituciones, a la juridicidad y a la gente!... En días pasados, y conocedor ya de que el alcalde Nebot, habría revisado su inicial decisión de no optar nuevamente por la alcaldía de Guayaquil, el presidente Correa habría expresado que si el alcalde busca reelegirse, él también se presentaría a una nueva reelección. Aduciría el presidente que en el caso del alcalde los medios no han pronunciado su desacuerdo (?). Es decir la suya sería una postura retaliativa… No puede olvidarse que si bien Nebot estaría en uso de un derecho que legalmente le asiste, en cambio el presidente no podría hacerlo por mérito de una disposición constitucional que es clara y taxativa. Por ello que él ahora propone un acuerdo entre los dos para que esto se permita…

En primer lugar, esto de suponer como ineludible que a los dos se los vaya a reelegir, o de darlo por hecho, es sin lugar a dudas una interpretación abusiva. Si negativa resultaría la postura de Nebot, cínica, torcida y perniciosa se antojaría la de Correa, que quisiera convertir aquella decisión del alcalde en un pretexto para perennizarse en el poder. Esto, a más de una inherente hipocresía, participaría de una buena dosis de sofisma: sería justificar algo general por la existencia de algo particular. Una cosa es Guayaquil donde está en juego la decisión de, por así decirlo, dos millones de votantes, y otra la pretensión del mandatario donde se comprometería la voluntad de voto de la totalidad de los ecuatorianos hábiles.

Pero esto se veía venir. Y, como se ve, el episodio no es más que un pretexto. Pero seamos prácticos, inclusive a riesgo de pecar de candidez, si no de pesimismo: ¿cuál sería la posibilidad real de que Correa y Nebot no sean reelegidos? Pues, muy poca; pero indigna que en un sistema democrático, estos personajes se den por ganadores indiscutibles en forma por más que anticipada! ¿Qué sucedería si Nebot cambiase de idea y, en su afán de no hacerle el juego a Correa, decidiera no postularse? ¿Qué garantía tendríamos de que Correa respete su promesa y se atenga al texto mencionado que le impide volver a candidatizarse?

Conviene recordar el espíritu de la prescripción constitucional que fue dictada justamente para fortalecer la democracia y para propiciar la alternancia política. Lamentablemente, en un régimen de partido único, como el actual, donde para colmo el oficialismo no ha podido presentar un líder de alternativa -justamente por el estilo omnímodo que tiene el presidente- lo que se estaría propiciando es una entronización perenne en el poder de un gobernante que nunca ha dejado de sentirse candidato. Un candidato que, dados su autoritarismo y megalomanía, nunca ha entendido cual debe ser la misión del verdadero estadista y que con sus insultos y denuestos, burlas y diatribas, jamás ha podido comprender que lo que el país verdaderamente necesita es unidad y una voz orientadora, un ejemplo de inspiración que lo motive a ser más grande como nación, con un mayor sentido de comunidad, con la participación de todos los sectores comprometidos.

Correa, a pretexto de rehabilitar a los desposeídos, ha creado una estructura política que favorece a sus coidearios, quienes gozan de todo tipo de privilegios y sinecuras, en detrimento justamente de aquellos desposeídos que dice defender. No es cierto aquello de que "la patria ya es de todos". Lo único cierto es que la patria es feudo exclusivo de quienes se han sabido identificar con el oficialismo! Es muy triste reconocer que nuestros supuestos "próceres" parecen dispuestos a cualquier sacrificio, con tal de que no les pidamos el más inaceptable de todos: que cedan el poder con el que parecen haberse embriagado. Me pregunto: ¿cómo será la resaca si así es la vesania de esta alegre borrachera?

Utilizando lo que en lógica se denomina un silogismo “ad-hominem”, habría que darle la vuelta a la proposición del presidente. Que tal sí, en lugar de llegar a un acuerdo para reformar la constitución y proponer esa descabellada reelección indefinida, ambos se comprometen a no volver a presentarse? Ahí habría un poco más de coherencia y, desde luego, una mayor cuota de decencia! Lástima que cuando el desparpajo se transforma en la postura de moda, aún el discutir de estos temas se convierte en una inútil pérdida de tiempo... ¡Qué desvergüenza!

Dammam, Golfo Pérsico, agosto 8 de 2013
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