10 enero 2014

Fórmulas triviales

Algunos ingenuos, y unos pocos demagogos, están persuadidos que para alcanzar la plenitud del desarrollo solo hace falta traspasar un poco de saber o de conocimiento por medio de la educación de la gente. Es probable que no hayan discernido la diferencia que existe entre conocimiento y sabiduría y, sobre todo, que existe algo más importante que insistir en la educación de las sociedades: es el sentido de colectividad que debe inspirar a la gente. Sin un adecuado sentido comunitario la educación se convierte en campo inerte.

Soy, por ejemplo, testigo del avanzado sistema de recolección de basura que existe en las principales ciudades australianas. Allí los camiones recolectores están totalmente automatizados, sus mecanismos están diseñados para conseguir una eficiencia casi perfecta, y -lo más importante- el cotidiano y arduo trabajo que estos realizan no requiere sino de una sola persona: el mismo chofer u operador de la pesada maquinaria. ¿Cómo lo consiguen?

En primer lugar, solo existe un tipo uniforme de basurero. Este recipiente tiene por lo general solo dos tamaños distintos. La forma de los mismos y su uniformidad es fundamental para el trabajo de la maquinaria recolectora que posee un brazo telescópico que hace redundante la necesidad de obreros o empleados adicionales. Esta tarea automatizada solo puede conseguirse con la forma cuadrangular que tiene el recipiente, lo cual facilita el trabajo del brazo recolector.

Existen tres colores para identificar a los recipientes; o tres colores de tapa de cubierta, para ser más precisos. Los basureros de color verde y amarillo son los de tamaño más grande, siendo más pequeño el de color rojo. Este último es utilizado para los desperdicios de carácter normal; en tanto que los verdes se emplean para ramas y elementos de carácter vegetal (residuos de jardinería normalmente) y los amarillos para todo desecho susceptible de reciclaje (cartones, frascos, latas y botellas). Esto del tamaño tiene una propósito intencional: promover el reciclaje sobre la base de reducir el tamaño del recipiente de basura ordinaria. Es importante subrayar que el proceso de recolección solo se lo realiza en un día específico, y una vez por semana.

De modo que no basta con proporcionar un sistema de recolección que sea eficiente; este esfuerzo sería inútil e improductivo si los usuarios en forma disciplinada, metódica y consciente no colaborarían con la clasificación de los desperdicios, residuos y escombros. Es pertinente ponderar que el sistema perdería su efecto si se colocaría la basura en un recipiente equivocado o si la gente no prestaría su colaboración, al no colocar los tarros de basura en el borde de las veredas en el día correspondiente. “Educar” es insuficiente si no se insiste en una conciencia de colectividad. Lo que importa no es solamente transmitir conocimiento, lo que realmente cuenta es enseñar qué es lo que se puede hacer con dicho conocimiento…

Un día encontré algo trivial aunque significativo en una nota de prensa. Se refería a un padre de familia que realizaba alguna actividad importante y cuya pequeña hija no le dejaba concentrarse en la urgente actividad que lo tenía ocupado. Entonces el hombre tomó un periódico en el que estaba dibujado un mapa político del mundo y recortó la figura en una infinidad de pedazos para que la niña se ocupara de rearmar el rompecabezas, tarea que le habría de tomar un tiempo considerable. Para sorpresa del individuo, la pequeña realizó la tarea en un tiempo irrisorio. Cuando el padre le averiguó cómo era que lo había conseguido, ella con toda sencillez le respondió que al otro lado de la página había una fotografía de su artista favorito… Como se ve, siempre es bueno averiguar qué existe o puede existir al otro lado de la historia…

Sydney
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