01 septiembre 2022

Tiempo de acertijos...

Sí, tiempo de acertijos. “Ya va otra vez el Alberto con sus adivinanzas”, van a decir. Pero, no importa; voy a procurar ponerles, esta vez, algo más fácil e interesante… Espero que hayan leído alguna vez “La isla del tesoro”, del escocés Robert Louis Stevenson… estoy seguro que les va a ayudar. ¿Listos?, a ver… ¿Qué es, o qué les dice, Long John Silver? Fijo que si son amigos de ir cada verano a Estados Unidos, por lo menos la mitad me va a responder que es un restaurante de mariscos (colas de langosta, camarones, calamares apanados, etc.). Pero, ¡un ratito!, la pregunta no iba por ahí, lo que realmente quería que me contesten era por qué, a esos restaurantes de la cadena, se los llama así. ¿Por qué les llaman Long John Silver?

 

Si ya se rindieron, mejor les voy a contar: Long John Silver (John Silver, el Largo, como lo habían traducido la primera vez que leí la historia), es uno de sus protagonistas principales. Se trata de un pirata disimulado que funge de cocinero y que se hace contratar para formar parte de una expedición; la misma debe zarpar desde el puerto de Bristol para rescatar un tesoro escondido en una isla misteriosa ubicada al otro lado del océano. Silver disimula su real condición, pero Jim Hawkins, el chico que hace de héroe, pronto descubre la identidad del bucanero, quien –para variar– tiene una pierna amputada y una prótesis de palo. Long John termina denunciándose como un redivivo pirata que desaparece llevándose una bolsa con monedas. No es más que un irredento forajido…

 

La isla del tesoro fue realmente el primer libro de aventuras que leí en mi vida. Me parece que me lo regaló mi padre; fue para mí algo mejor que un tesoro, de ahí en adelante me dejé seducir por las historias bien contadas. Esta vez, habrían pasado tal vez más de sesenta años y he vuelto a disfrutarla como si nunca la hubiese leído; la releí de principio a fin en unas pocas horas seguidas, sabedor ya de su desenlace pero conocedor también del significado de todos esos términos marinos o de navegación de los que la cautivante novela está repleta.

 

Todos esos vocablos son parte de una encantadora jerigonza, casi una lengua secreta que tiene su magia y su seducción; y que, dado el raudo ritmo de la narración, no nos permite interrumpir la lectura y recurrir al diccionario para desentrañar sus significados: mesana, trinquete, botavara, cabrestante, cofa, jarcia, obenque, barlovento, gavia, estribor… Por rara coincidencia, pocos días antes me había propuesto leer a otro autor, uno para mí todavía desconocido, Benito Pérez Galdós. Entre las obras que cayeron en mis manos, había una con membrete sugestivo. Se trataba de una novelita corta; daba inicio a lo que Galdós intituló los “Episodios Nacionales”: se llama “Trafalgar” y relata la batalla naval en la que la marina española, en sociedad con la francesa, fue derrotada por Inglaterra.

 

Si me hubieran preguntado que qué era lo que me decía ese nombre, el de Trafalgar (que es palabra aguda), tal vez hubiera contestado que era una plaza que existe en Londres, aun a sabiendas de que ella rememora un triunfo bélico en algún lugar cercano a los dominios ingleses (ellos pronuncian Trafalgar como palabra grave, y como si se tropezaran con las erres). Lejos estaba de imaginar que Trafalgar está ubicado en las goteras de Andalucía y que la batalla se produjo cerca de la bahía de Cádiz, junto al Cabo Trafalgar, ubicado al sur de Vejer de la Frontera. Tampoco hubiera imaginado que la obra incluía un “Diccionario de términos marinos”, un portentoso documento para quienes aprecian aquel ambiente fascinante: el de la marinería.

 

Ahora sí, la verdadera adivinanza: ¿qué es un Long John y por qué se llama así? Un buen día, en mis trashumantes viajes por el mundo, descubrí que los ingleses llamaban con un nombre específico a una prenda que en EE UU se conoce como thermal underwear: calzoncillos térmicos o calzoncillos “de conservador”. Los conocen así, aunque nada tienen que ver con el pirata–cocinero. Deben su nombre a un famoso boxeador bostoniano que alardeaba de que podía noquear a cualquiera, John L. Sullivan, que solía utilizar esta pieza que se ajusta por completo a la pierna y que va desde la cintura hasta los tobillos. Las nuevas versiones utilizan material térmico para proteger de las inclemencias del tiempo; y, ya que estamos en eso, aprovecho para comentarles que la prenda es ideal para utilizarla con “blue jeans”, aunque no es recomendada para otros menesteres... ¡por si hace falta sacársela al apuro!

 

Pero, Long John es también el nombre de un “blended” whisky de los Highlands (norte de Escocia). Proviene de la destilería McDonald’s, que se habría establecido antes del año 1500. Lo que no sé es si Robert L. Stevenson se inspiró en el nombre (o con el reputado licor) para bautizar a su travieso como desaprensivo pirata cojo...


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