12 julio 2012

La reina de los cielos

Le llaman con ese nombre. Debe ser por su gracia y elegancia porque eso es lo que más lo define e identifica, a pesar de ser un aparato enorme que se acerca o se aleja con porte majestuoso en la vecindad de los grandes aeropuertos…

Cierto día mientras esperábamos con el resto de la tripulación, al avión que más tarde habríamos de operar, en el terminal de algún lejano aeropuerto, fue cuando escuché decirlo por primera vez: “There comes the queen, the queen of the skies” (“Ahí llega la reina, la reina de los cielos”). Sí, le conocen como la reina y este es quizás el único caso en que se refieren a un avión de cabina ancha usando el género femenino; y es que esto se lo ha ganado el Boeing 747 debido a su gracia, bondad y versatilidad. Es una reina que se resiste a declinar o a abdicar su trono; su reinado supera ya los cuarenta años y todavía va para otros veinticinco más!

Tengo el orgullo y la satisfacción de haber comandado el 747-400 durante los últimos diez años; he disfrutado de su comodidad y sencillez operacional, la misma que muchas veces se tiende a subestimar; imagino que esto pasa cuando se compara su extraordinario tamaño y su majestuosidad con su formidable simpleza funcional. Hoy, con el diseño y producción de la nueva versión (el 747-800), llamado también Intercontinental, se asiste a la renovación de un concepto aeronáutico que ha hecho verdadera historia en los anales de la aviación comercial. El rediseño incluye una ala más aerodinámica, nuevos y más eficientes motores y un fuselaje más largo, capaz de acomodar a cincuenta pasajeros más.

Si bien el nuevo diseño incorpora todos los nuevos avances que ha desarrollado la tecnología, los constructores advierten que la conversión a este aparato, para quienes están calificados para operar la serie 400, solo va a tomar un número mínimo de días de entrenamiento adicional. La comercialización se anticipa auspiciosa y prometedora; se estima que el nuevo modelo ha de producir un ahorro de diez por ciento de combustible y, además, un recorte de costos de un quince por ciento, comparado con los más modernos “Jumbos” que han estado volando hasta el actual momento.

La cabina de mando de este hermoso aparato se ha convertido, por casi siete mil horas, en mi itinerante oficina por los cielos del mundo; y espero que lo siga siendo todavía por unos pocos años más. Sí, he estado metido en su fuselaje por el equivalente a casi un año completo; en ese prolongado lapso puedo dar testimonio que el 744, como lo llamamos sus pilotos, siempre ha hecho honor al sitio que uno puede llamar “su hogar en el cielo”. Con su joroba característica, su envergadura impresionante, su desplazamiento solemne y silencioso, el 747 siempre será un admirable símbolo de elegancia, magnificencia y continuidad.

“Long live the queen, for many years to come”. Sí, que viva la reina, y que viva por muchos años más!

Crawley – Inglaterra, julio de 2012
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