25 marzo 2013

El objeto del sujeto

Con el sugestivo título de “¿Para quién escribo?”, Iván Sandoval del diario El Universo escribe un muy interesante artículo en días pasados. Iván es médico siquiatra por formación (desconozco si todavía ejerce esa profesión, la misma que siempre me pareció una de las manifestaciones más nobles que puede tener el altruismo); puedo decir que él pertenece a mi generación (era parte de una promoción dos años menor a la mía, mientras estuvimos en el colegio). Además, sospecho como posible que ambos pudimos haber recibido similares influencias. Siempre lo conocí, en esos años, como inteligente y poseedor de un alto sentido de dignidad personal; y, sobre todo, como un brillante estudiante.

Sandoval, refiriéndose a ciertos comentarios o críticas que habría recibido, dice que es imposible ser “objetivo”. Expresa que “ello solo es posible en las ciencias lógico-formales (las matemáticas) y a veces en las investigaciones de las ciencias fáctico-naturales”. Sin embargo, en el ánimo de entender los comentarios que habría recibido, sería importante primero entender el concepto o la definición de términos como objeto, objetivo y objetividad; y cotejar, además, con el uso que quiere dar al término nuestro uso coloquial, pues se me antoja que lo que la gente quiere expresar, cuando usa el calificativo de “objetivo”, es el claro sentido de “neutral”, de quien procura no dejarse influenciar por las ideas y propias preconcepciones que pudiesen ser, estas sí, tendenciosas y subjetivas.

Por eso debe ser justamente que el diccionario define “objetivo” como aquello que es: “perteneciente o relativo al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o de sentir”; y también (y aquí está lo más interesante), como algo “desinteresado o desapasionado”.

¿Es posible, por lo mismo, ser “objetivo” cuando se habla o escribe? Es tal cosa realmente posible o, al menos, probable? De la primera de las definiciones se podría decir que no, que es muy difícil aislarse de las maneras propias de pensar y de sentir; en suma, de la propia formación y de nuestras propias e individuales influencias (y, por lo mismo, de lo que pasa a convertirse en el conjunto de nuestras preferencias). El mismo editorialista advierte, cuando comenta desde dónde escribe: (lo hago) dice, “desde mi condición de sujeto. Es decir, desde mi historia, conciencia de clase, posición sexuada, experiencia amorosa, profesión, ideología, saber, aficiones, intereses, creencias, síntomas neuróticos, traumas infantiles, frustraciones, satisfacciones, angustias, expectativas, etcétera”…

A esto habría que añadir la situación específica y actual del hombre como sujeto; de “sus circunstancias” a las que se refería Ortega y Gasset; a algo que, como la piel, es imposible de que el hombre pueda desprenderse. Pero, por otra parte, y aunque esto demande una enorme dosis de honestidad, siempre es factible no encerrarse en las tendencias, las convicciones, las ideas y -sobre todo- los prejuicios personales para así procurar no dejarse arrastrar por la pasión y el interés. A esto creo que se refiere la gente cuando dice que alguien es, o trata de ser, “objetivo”.

En términos ideales, la verdad (aquello que llamamos “verdad”) es una sola. Sin embargo, esta clasificación es solo una utopía, porque cada quien tiene su propia verdad (“cada cual es cada cual”, como dicen en la tierra). Y esto porque, como lo reconoce el propio Sandoval, tendemos a “leer el mundo desde nuestra propia subjetividad sin responsabilizarnos por ella, nos resulta más cómodo clasificar la realidad de manera dicotómica: bueno o malo, amigo o enemigo…”

Esta es quizá la parte más difícil del ejercicio de la escritura: la responsabilidad. Solo así podremos aspirar, asimismo, a que la lectura se convierta también en un ejercicio de la propia honestidad y madurez, en una opción por ser responsable. Este será el desafío, y la única manera de evitar que no se nos “objete”, o que nos convirtamos en el “objetivo” de cuestionamientos innecesarios. Y esto, a pesar de que justamente para eso se escribe, para expresar la propia individualidad…

Dubai, marzo 24 de 2013
Share/Bookmark

No hay comentarios.:

Publicar un comentario