18 marzo 2014

Entre las tinieblas y la conjetura

En una entrada anterior ("Un paradero incierto", Itinerario Náutico, 14 de marzo) insinúo que si no se encuentra todavía el avión de Malaysia Airlines, es porque seguramente no se lo está buscando en el lugar apropiado. Esta mi postura inicial, habría perdido sustento si se habrían confirmado otras informaciones posteriores, emanadas por las autoridades aeronáuticas, en el sentido de que habría existido una “acción deliberada" por parte de agentes extraños para cambiar el rumbo del avión.

No obstante, la información de la que ahora se dispone sigue siendo tan confusa y contradictoria que me hace insistir en mi hipótesis inicial. Es más, estoy empezando a pensar que algo de esa información, que responsabiliza el misterio a una acción deliberada (es decir a una manipulación maliciosa), se originó en algún dato no confirmado o que se lo tuvo que mantener, a pesar de que estaba basado en alguna otra forma de indicio que no estuvo debidamente verificado.

Me pregunto: ¿cómo es posible que se declare que el avión estuvo emitiendo señales que fueron detectadas por satélites espaciales -por alrededor de cinco horas luego de que se perdió contacto-, si ahora se informa que el sistema ACARS (que mantiene las comunicaciones a través de esos mismos satélites cuando se pierde contacto por medio de señales de radio VHF) habría dejado de funcionar -como ahora se informa-, sobre la costa oriental de la península de Malasia? (Una hora luego del despegue).

En otras palabras, las operaciones de búsqueda no se estarían basando en hechos reales o en datos confirmados, sino en una simple sospecha que, a su vez, estaría sustentada en datos no verificados. La única pieza de información que pudiese dar respaldo a la teoría del "desvío deliberado" sería la supuesta detección por parte de radares secundarios, que parecerían informar que la aeronave habría efectuado un viraje con rumbo hacia occidente, o la de un supuesto reconocimiento de la misma sobre el estrecho de Malaca. Mas, esta información tampoco ha sido confirmada…

Hasta aquí, los únicos datos establecidos son los siguientes: 1. El avión volaba en el espacio aéreo entre los centros de Lumpur y Saigón, cuando de pronto perdió todo tipo de comunicación; 2. Un último contacto se efectuó vía VHF en una zona que, por su posición geográfica, no permitía establecer un contacto radial permanente; y 3. Tanto el transponder como el ACARS, que emiten información relativa al vuelo, habrían perdido contacto debido a la misma situación geográfica de la nave. Y, en el caso del ACARS, debido también a una normal desconexión con el enlace satelital.

El ACARS (que no proporciona información relacionada a la posición del avión) discrimina automáticamente el medio que debe utilizar el sistema para satisfacer las comunicaciones requeridas: si está en rango de VHF, usa las señales de radio; caso contrario, aprovecha y usa la conexión satelital. No obstante, la señal satelital no siempre está disponible, sea por la posición del avión, sea por deficiencias en la triangulación respectiva o simplemente por deficiencias inherentes al propio equipo de a bordo, las mismas que determinan que la conexión no sea satisfactoria.

Creo que no es descabellado insinuar el siguiente escenario: el avión habría iniciado su sobrevuelo al golfo de Tailandia y, dada a su posición, habría perdido vinculación satelital (esto explicaría la supuesta desconexión del ACARS) . Más tarde, en razón a su ubicación, habría perdido el contacto de radar (que se activa con el transponder) y habría efectuado un último contacto en VHF antes de cambiar al siguiente control. En eso, habría soportado una situación extremadamente crítica (una descompresión explosiva, la falla de sus dos motores o cualquier otra falla catastrófica). Los pilotos se habrían visto obligados a realizar un descenso de emergencia y -ya sin la ayuda de los grupos propulsores-, habrían optado por un inevitable amarizaje, cuyos resultados -dadas ciertas condiciones- no habrían sido exitosos. La nave habría caído en el mar y sus restos se habrían hundido en las aguas del océano.

No me convence la idea de una acción deliberada. Nadie ha intentado siquiera insinuar la paternidad de un secuestro. Pero... ¡Cómo no preferiría estar equivocado!

Quito
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