14 marzo 2014

Un paradero incierto

Con frecuencia la gente se pregunta por qué desaparecen los aviones. Pocos se preguntan por qué es que no se los encuentra... Hoy mismo, cuando el avión de Malaysia Airlines -que operaba el vuelo MH370 entre Kuala Lumpur y Beijing- se encuentra desaparecido, los angustiados familiares, la compañía aérea, las autoridades, la prensa y el mundo en general, reconocen una trágica situación: el paradero del avión se encuentra envuelto en un manto de niebla y de misterio.

En agosto de 1976 desapareció un avión de la compañía ecuatoriana Saeta. La penosa como infructuosa búsqueda fue suspendida a las pocas semanas. Eran tiempos en que no existía todavía control de radar para asistir a las actividades aeronáuticas. Entonces, tampoco las comunicaciones aéreas habían conseguido modernizarse, muchos de los contactos se efectuaban a través de señales de alta frecuencia (HF) sujetas a interferencia, falta de claridad y tediosa distorsión. Esto, en gran parte, dificultó la búsqueda, pues no había certeza de cuál pudo haber sido el sector donde realmente se perdió contacto con el avión.

La necesidad de encontrar una explicación llevó a una serie de elucubraciones. Se insinuó la posibilidad de un atentado, o que la nave pudo haber sido víctima de un secuestro; no faltaron conjeturas que dieron un carácter fantástico y surrealista a la investigación. Entonces sucedió algo inesperado; sólo tres años más tarde algo similar ocurrió con un avión de idénticas características de la misma empresa, y en la misma ruta. Un nuevo avión había desaparecido!

Hace justamente 35 años se perdió un segundo avión de Saeta (al primero se lo encontró accidentado en el Chimborazo, luego de 26 años). Así, el 23 de abril de 1979, un nuevo Vickers Viscount, con registro HC-AVP y 57 personas a bordo, desapareció en su vuelo Quito - Cuenca. Yo mismo había volado en esa ruta esa misma mañana. El cielo estuvo encapotado y aunque esa fue una mañana fría y sombría, la visibilidad general sobre la cordillera hacía presumir que el avión no podía haber colisionado contra algún obstáculo de la serranía.

Hubo un testimonio que no sólo determinó la estrategia de búsqueda, sino que el tiempo demostraría que pudo haber sido la sentencia de muerte de los eventuales sobrevivientes: un piloto de otro vuelo que operaba en esa misma ruta aquella trágica mañana, aseguró que se había cruzado con la nave perdida en las proximidades de Cañar, a escasos diez minutos de su propuesto destino... El plan de búsqueda, por lo mismo, habría de concentrarse en el aeropuerto de Cuenca y las operaciones de rastreo tomaron como base aquella referencia...

Yo mismo participé en la infructuosa búsqueda. En el avión viajaba uno de mis más cercanos seres queridos. Aquella misión habría de terminar con una nueva y dolorosa tragedia: un hermano del piloto del Vickers falleció en otra aeronave militar que colaboraba en las operaciones de rastreo. Una pobre madre perdió así, en menos de cinco días, y en dos accidentes distintos, a sus dos únicos hijos!

Cinco años después, en febrero de 1984, este segundo avión fue encontrado en la provincia de Pastaza, cerca de Río Negro. Los restos de un grupo de pasajeros fueron hallados reunidos en un mismo lugar, a cierta distancia del siniestrado aparato, como esperando las tareas de rescate. Es decir que bien pudo haber sobrevivientes. Los escombros daban la impresión de haber ya sido encontrados tiempo atrás. La nave habría sido víctima de un desaprensivo y macabro saqueo...

¿Por qué no se encontró este segundo avión a tiempo? Simplemente porque se lo buscó en el sector equivocado. A la incorrecta e irresponsable información que proporcionó el piloto que "creyó" haberse cruzado con el avión desaparecido, se sumaron las limitaciones de nuestros procedimientos y recursos de búsqueda y salvamento. Hoy pasado el tiempo, se puede colegir que el avión perdió sus cuatro propulsores y los pilotos decidieron maniobrarlo a través de un paso en la cordillera; luego trataron de arborizarlo en la selva y cayeron fuera de la ruta. Era imposible que se hubieran cruzado con la nave del piloto que se vio obligado a mantener aquella "mentira inocente" que habría de servir como referencia...

El B-777 de Malaysia pudo haberse desintegrado en el aire por un motivo desconocido. El vuelo atravesaba una parte de su ruta, entre Malasia y Vietnam, donde no gozaba de cobertura de radar en aquel momento. Hay indicios de que la nave realizó un viraje hacia el occidente, con lo que pudiera presumirse que quiso volver a Kuala Lumpur o fue desviada por algún inexplicable motivo. Cualquiera que hubiese sido la razón para su misterioso destino, es evidente que si no se la encuentra es porque no se la está buscando en el sitio correcto, en el lugar donde realmente ocurrió el siniestro o donde algo pudo haberle sucedido.

Quito
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1 comentario:

  1. Querido sr Vizcaíno,

    Recuerda usted si una vez encontrado los restos de esta nave en 1984, si alguna vez se logró investigar la grabación de la caja negra de la cabina de mando?

    Saludos y gracias por su resumen,

    M.A

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