11 marzo 2014

Un sorbo con majestad *

* Por Eunice Fried.
   Tomado de la revista American Way (reeditado con mi traducción).

"Amo lo que hago. Trabajamos en la oscuridad y eso es bueno. Estar en la vitrina no es lo que nosotros quisiéramos". Lo que Daniel Shanks hace en la oscuridad es escoger los vinos que se sirven en la Casa Blanca. Lo ha estado haciendo desde 1995, cuando lo trajeron de Napa Valley, donde trabajaba como gerente del restaurante del viñedo Domaine Chandon, en la administración Clinton. Mientras los presidentes vienen y van, el se ha quedado para introducir la cada vez más amplia variedad de vinos americanos en las cenas de estado y en las recepciones.

Pero no siempre se sirvieron vinos americanos en la Casa Blanca. Por mucho tiempo sus huéspedes prefirieron selecciones francesas, con pequeñas muestras de otros países europeos. Los Kennedy preferían Bordeaux. Lo mismo que Richard Nixon cuyo favorito era el Château Margaux. Fue Jimmy Cárter quien estableció que sólo debían servirse vinos de nacionalidad americana. Y así ha sucedido desde entonces. Así le parecía a Ronald Reagan: él había vivido en California por más de 40 años, habiendo sido su gobernador, y proclamaba que los californianos eran sus favoritos.

Hasta no hace mucho, pocos estados americanos producían vinos que merecían estar en la copa presidencial. Hoy día, Shanks -que es un hombre callado y discreto- cree que se pueden encontrar buenos vinos en 18 a 22 estados. Incluso en áreas que no se han caracterizado por ser productoras de vino. "Hay por lo menos uno o dos viñedos con el talento y la dedicación necesarios para lograr buenos vinos". Shanks acude directamente a los productores, muchos de los cuales son pequeños y poco conocidos. "Los compramos al por mayor y vienen directamente del viñedo", dice.

Fue el tercer presidente, Thomas Jefferson, quien introdujo el vino en la Casa Blanca. No existía todavía la Casa Blanca cuando George Washington fue presidente, y no estaba todavía terminada cuando John Adams y su familia la ocuparon. Estaban más preocupados en la calefacción de esas habitaciones enormes que interesados en los vinos.

Jefferson había desarrollado un buen conocimiento de vinos mientras estuvo como embajador en Francia. No sólo de vinos franceses, sino también de los de Alemania, Italia, España y Madeira. Los presidentes no tenían gastos de representación allá por 1801, por lo que Jefferson pagó de su dinero para la construcción y provisión de la cava de vinos de la Casa Blanca. Cuenta la leyenda que dejó suficientes vinos para su amigo James Madison que se instaló luego como cuarto presidente. Hoy mismo, la Casa Blanca no añeja sus vinos sino que los compra para cada ocasión determinada.

No todos los presidentes apreciaron el vino como Jefferson. A Abraham Lincoln rara vez se lo veía con una copa. Rutherford B. Hayes eliminó el alcohol de la Casa Blanca y William Howard Taft se abstuvo completamente. A excepción de uno que otro brindis, Dwight D. Eisenhower también se abstenía de vino en asuntos de estado. Se dice que a Herbert Hoover proclamaba aquello de que la "Prohibición" fue un noble experimento. Pero fue Franklin D. Roosevelt quien dio a los amantes del vino el gran regalo: suprimió la Prohibición en 1933. Una nueva era había nacido.

No obstante que el trabajo de Daniel Shanks gira alrededor del vino y de hacer selecciones para los respectivos maridajes, su título es un poquitín extraño: “ujier” (portero o conserje). El término data del siglo diecinueve cuando los presidentes debían proveer de su propio personal para la Residencia Ejecutiva. Cada nueva familia que se instalaba en la Casa Blanca pronto se daba cuenta de que los únicos que sabían como manejar el edificio -dónde estaban las cosas y cómo funcionaba la vida en la Casa Blanca- era el personal que había trabajado con el anterior presidente. Por ello se los conservaba. Desde antes de 1840 han formado parte de una entidad que se ha dado en llamar Oficina del Conserje. "Nuestro trabajo -concluye Shanks- es hacer la vida lo más práctica y agradable posible en medio de circunstancias no acostumbradas".

Miami, USA.
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