30 marzo 2014

A ponerse las pilas!

En estos mismos días he leído un muy interesante artículo en CNN. Pero, como se trata de uno de esos escritos que hace referencia tangencial a un tema primordial, he estado a punto de pasarlo por alto. Se refiere a la carga -declarada o no- que pudo estar embarcada en el vuelo 370 de Malaysia Airlines. Específicamente, a un tipo de elemento que a pesar de haber sido encontrado sospechoso de ser el causante de varios accidentes aéreos, no ha merecido todavía la atención de las autoridades pertinentes, además de un drástico cambio en las políticas relacionadas con su transportación: las baterías de litio-ion.

Recuerda el artículo que cuando se produjo el trágico accidente de ValueJet -en 1996- en la Florida, se descubrió que el incendio, que a la final sería catastrófico, había sido producido por la presencia de unos cilindros de oxígeno mal empacados e indebidamente membreteados, que se habían embarcado en el avión. Eran años cuando no estaba reglamentada todavía una posterior exigencia: la instalación de un sistema de supresión de incendio en las bodegas de los aviones comerciales.

La historia del progreso fascinante de la aviación ha sido también, y desde siempre, la historia de lamentables errores y de continuos y trágicos accidentes. Cada nueva tragedia ha tenido como contrapartida -y paradójico beneficio- la aplicación de nuevas regulaciones y el invento e instalación de nuevos sistemas y elementos que han hecho cada vez más confiable la navegación aérea. Los altos índices de seguridad en la aeronáutica moderna solo han sido posibles gracias al diseño e instalación de esos novedosos equipos y sistemas.

El accidente del Boeing 747 de UPS, que se estrelló al tratar de volver a aterrizar en Dubai, ha excursionado un poco esta tendencia. El fatal accidente se produjo debido a un incendio a bordo que habría sido ocasionado por la masiva presencia de esas, inofensivas en apariencia, baterías de litio, que son utilizadas para la operación de computadoras portátiles y teléfonos celulares. Estas son susceptibles de generar combustión con los cambios de temperatura y, lo que es más grave, de crear un contagio térmico con materiales de similar característica que se hubieran estibado a su alrededor. Lo extraño es que, aunque se ha considerado que pudieran ser la causa de un número importante de accidentes aéreos, no se ha establecido todavía una restricción clara, ni métodos de embalaje adecuados para poderlas transportar.

El documento que analiza este accidente constituye un testimonio sobrecogedor. ¿Cómo es posible que cuatro años después se sigan transportando baterías de litio en forma indiscriminada, sin el aislamiento necesario, sin un método preventivo, sin que se limiten sus cantidades y sin que siquiera se exija que sean declaradas como material peligroso? ¿Cómo se entiende que su transportación ni siquiera esté restringida a los aviones cargueros? No es un secreto que una cantidad importante de estas mismas baterías -se informa que 440 libras- se estaban transportando en el vuelo MH370 cuyo desenlace tiene en suspenso al mundo de la aviación.

El estudio del lamentable accidente de UPS debe servir de modelo de estudio para todos quienes estamos involucrados en las operaciones aéreas, especialmente para quienes nos interesamos en la seguridad aérea. En esa tragedia se juntan en forma lamentable muchos factores que contribuyeron al desastre. Sin embargo, fue el fuego producido y alimentado por la presencia de las baterías, el que generó la avería de los controles de vuelo y, lo más importante, el que incapacitó a los miembros de la tripulación, quienes no pudieron responder a la emergencia debido a la presencia y acumulación de humo en la cabina de mando. Por ventaja, no se trataba de un avión de pasajeros! Y, además, al intentar aterrizar, este no produjo una mayor catástrofe!

Resulta inconcebible que se siga sin atender este riesgo que, por su naturaleza, demanda ya una atención prioritaria y urgente. Las baterías de litio deben ser tratadas como "material peligroso"; es hora de que se tomen perentorias medidas para reglamentar su correcta y segura transportación. ¿Qué se está esperando?

Quito

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