05 junio 2013

Elogio de la vejez *

* Extracto de: “Elogio de la vejez”, por Hermann Hesse. iBooks.
Tomado de los capítulos “Hoja de apuntes” y “Lluvia de otoño”.

“El pathos (ver nota**) es una cosa hermosa, y para los jóvenes a menudo representa algo maravilloso. Para la gente mayor es más apropiado el humor, la sonrisa, el no tomar las cosas muy en serio, la transformación del mundo en una imagen y el considerar las cosas cual fugaces juegos de nubes al atardecer.

Envejecer no es simplemente un desmontar y marchitarse. Como cualquier estadio de la vida tiene sus propios valores, su propio encanto, su propia sabiduría, su propia tristeza y, en tiempos de una cultura un tanto floreciente, se ha demostrado con razón una cierta veneración a la ancianidad, veneración que hoy reclama la juventud. No queremos sentirnos ofendidos por las exigencias de la juventud; pero tampoco queremos dejarnos engañar con que la ancianidad no tiene valor alguno.

Envejecer es en sí un proceso natural y un hombre de sesenta y cinco o setenta y cinco años, si no pretende ser joven, está perfectamente sano y es tan normal como otro de treinta o de cincuenta. Pero por desgracia no siempre se está de acuerdo con la propia edad, a menudo nos apresuramos internamente y con mayor frecuencia aún nos quedamos atrás… y entonces la conciencia y el sentimiento de la vida están menos maduros que el cuerpo, y nos defendemos contra sus manifestaciones naturales mientras le exigimos algo que de por sí no puede prestar.

La madurez siempre rejuvenece. También a mí me ocurre, aunque eso quiere decir poco, porque en el fondo he conservado siempre el sentimiento vital de mis años adolescentes; y mi llegada a la edad adulta y mi envejecimiento siempre los he percibido como una especie de comedia.

Quien ha llegado a viejo y presta atención al dato puede observar cómo, pese al debilitamiento de las fuerzas y facultades, hay una vida tardía que cada año hasta el final ensancha y multiplica la red infinita de sus relaciones y enlaces, y cómo, mientras la memoria se mantiene despierta, nada se ha perdido de todo lo transitorio y pasado.”

“La vejez tiene muchos achaques, pero tiene también sus ventajas. Una de ellas es la capa protectora de olvido, de cansancio, de afecto, que se interpone entre nosotros y nuestros problemas y sufrimientos. Puede ser desidia, anquilosamiento, odiosa indiferencia; mas, vista con otra luz, puede significar también serenidad, paciencia, humor, alta sabiduría”.

“La necesidad de la juventud es la de poder tomarse a sí misma en serio. La necesidad de la vejez es poder sacrificarse a sí misma, porque por encima de ella hay algo que toma en serio. No me gusta formular dogmas de fe, pero creo realmente que entre esos dos polos tiene que discurrir y contar una vida espiritual. Porque el cometido, el anhelo y el deber de la juventud es llegar a ser, mientras que el cometido del hombre maduro es deshacerse o, como dijeron antaño los místicos alemanes, ‘dejar de ser’.”

Nota**: “Pathos” es un sustantivo que, de acuerdo a mi traducción del diccionario británico Merriam - Webster, se refiere a: “un elemento en la experiencia o en la representación artística que evoca piedad o compasión”; o, a “un sentimiento de simpatía” -sympathetic pity- (creo que se refiere aquí a la solidaridad). Dice que “su origen es griego; quiere decir sufrimiento, experiencia, emoción. Viene de ‘pathein’, experimentar, sufrir”. (Querría decir lo mismo que “sufrir con el otro”).

Jeddah, 4 de junio de 2013
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