25 enero 2013

De cómo escribimos *

“Es extremadamente complicado descubrir qué es lo que sucede cuando la gente escribe. La observación directa de alguien ocupado en escribir o mecanografiar nos indica muy poco acerca de lo que pasa “bajo la superficie”. Además, la observación directa del producto final nos proporciona información muy limitada, porque no conserva el orden de las correcciones que hacemos, o la cantidad de tiempo que dedicamos a producir cualquier parte de aquello.

Toda escritura involucra una fase de preparación, durante la cual organizamos nuestros pensamientos y preparamos el esquema de lo que queremos decir. Aun el más corto de los mensajes requiere un momento o dos de planificación. Por lo menos necesitamos elaborar acerca de lo que nuestros lectores necesitan saber, para que nuestro mensaje sea entendido. Además necesitamos anticipar el efecto que nuestras palabras puedan causar.

Mucho más interviene cuando escribimos mensajes más complejos. En especial tenemos que complementar el concepto de “escribir” con el otro de “reescribir”. Cualquier modelo de lo que sucede cuando escribimos debe tomar en cuenta el acto de revisión – desde las primeras etapas al tomar notas, hacer apuntes y diseñar encabezonamientos, a través de los diferentes borradores, hasta llegar a la versión final. Todos los escritores cometen errores y hacen correcciones en el transcurso de su composición.

Quienes escriben también hacen pausas a menudo – detienen el movimiento de la pluma o de sus manos mientras teclean. Durante estas pausas, ocurre otra clase de actividad corporal. Los ojos pueden escanear el texto o quitar la mirada. Las manos puede que se mantengan cerca de la página o del teclado (sugiriendo que el escribiente espera resolver su problema rápidamente) o se alejan del texto (insinuando que un proceso más serio de reflexión está tomando su lugar). Las pausas reflejan la ocurrencia de un estado de planificación mental y proveen indicios de la dificultad de la tarea a escribirse.

El modelo de la composición escrita debe además considerar el hecho de que lo que la gente ve cuando escribe puede afectar la manera cómo pensamos. Los comentarios de ciertos autores son decidores: “ No me parece correcto ahora lo que he escrito”, “No es lo que trataba de decir”. El sentido completo no siempre existe antes de ponernos a escribir; a menudo el proceso funciona en sentido inverso. Es típico el comentario de Edward Albee: “Escribo para encontrar mis opiniones al respecto”. Tales comentarios enfatizan la principal lección que se aprende del estudio del proceso de la escritura: no es meramente una tarea mecánica, un simple asunto de poner lo que decimos en un trozo de papel. Es una exploración en el uso de la capacidad gráfica del lenguaje – un proceso creativo, un acto de descubrimiento.”

(*) Fragmento traducido del libro “Cómo funciona el lenguaje”, de David Crystal

Sydney, 25 de enero de 2013
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